Hija de una feminista y un macho. Kathleen fue educada por su madre quien le trasmitió sus inquietudes y sus deseos de romper con el yugo de los roles de género.

Se matriculó en Fotografía en la universidad y empezó a trabajar de stripper. En sus trabajos fotográficos denunciaba sobre todo la violencia sexual que asedia las vidas de las mujeres.
Fue censurada con sus trabajos y ante esta experiencia de negación del contenido denunciado en sus proyectos, abrió una galería propia de exposición de trabajos y obras feministas y de denuncia social.

Al poco tiempo, y con una creciente necesidad de ser escuchada, fundó Bikini Kill con sus amigas, una banda punk feminista que recuperaría el espacio, el discurso y la voz usurpados a las chicas por la fuerza de los machos, también en el mundo alternativo.

Tanto en sus actuaciones como en sus canciones destronaban la masculinidad dominante, provocaban con sus indumentarias, a veces sexys, a veces aniñada, a veces en ropa interior… Interpelaba al público directa e incesante, empoderando a las chicas y advirtiendo a los chicos.

Vociferando mensajes feministas y organizando el espacio de los conciertos de forma que los hombres tuviesen que quedarse en la parte de atrás para hacer de este un espacio para mujeres y así recuperando lo que los hombres ocupaban de forma impositiva y expansiva y como por derecho natural.

Sus letras denunciaban la opresión sexista, exaltaban a heroínas cotidianas que reinventan los moldes de género e instigaban a la hermandad entre mujeres.
Sus canciones se convirtieron en himnos para una generación entera de chicas.

Pero ese cambio de fuerzas que pedían ellas no iba a producirse tan fácilmente sin la reacción de los grupos masculinos a los que criticaban. Empezaron a recibir amenazas, sufrieron agresiones por parte de machos que no simpatizaban con su mensaje ni con la idea de que las mujeres pudiesen compartir este discurso,

En 1992, ya una vez la violencia de género empezó a ser una realidad, Bikini Kill junto a otro grupo feminisita, Bratmobile, iniciaron su propia guerrilla con un fanzine llamado Riot Grrrl.

Con Reagan como presidente, se trató de dar por muerto al feminismo argumentando que las mujeres no tenían más derechos por los que luchar y que ya tenían lo que querían. Pero esto lo único que desencadenó fue el surgimiento de un feminismo más radical, prosexo, poscolonial, no esencialista, queer y hermanado con la lucha transexual. Un feminismo contracultural.
Para socavar esta nueva ola de feminismo, los medios de comunicación hablaban de estos nuevos grupos de mujeres comentando su apariencia, su supuesta vida sexual e incluso llegando a lanzar información falsa como que eran víctimas de abusos sexuales. Era una campaña con el objetivo de desprestigiar y alimentar los prejuicios patriarcales.

Finalmente en 1998 Bikini Kill se disolvió y Kathleen empezó a tocar en solitario. Su primer disco, Julie Ruin, es considerado hoy una joya.

Poco después volvió a trabajar en grupo con una nueva banda, Le Tigre, que fue un éxito, pero fue cuando le diagnosticaron la enfermedad de Lyme, trasmitida por la picadura de una garrapata y es una enfermedad que afecta al movimiento y al habla, puede provocar descompensaciones cardíacas, visión borrosa e incluso alucinaciones, parálisis facial, fatiga crónica y artritis.
Su vida cambió drásticamente.

Sigue dedicándose hoy al mundo de la música a pesar de las dificultades que le presenta su salud. Sigue defendiendo sus ideales y trabajando en la divulgación del feminismo ya no solo con la música, sino también a través de la educación y conferencias. Todo ello con la misma franqueza y actitud desafiante al sistema con la que caracterizó Bikini Kill.